La Dama enlutada leyenda viva que envuelve las sombras de la noche en Ciudad de México
¿Alguna vez has sentido la presencia de lo sobrenatural en las calles que caminas?
Se dice que una mujer vestida de luto, más allá de este mundo, deambula en busca de algo perdido. ¿Quién es ella? ¿Qué oscuro secreto guarda en su silencio enigmático?
Esta leyenda de la dama enlutada se desarrolla al más puro estilo de aquella canción de la Historia del Taxi, pero el encuentro de este taxista fue más bien escalofriante.
La dama enlutada leyenda de CDMX
Te contaré una fascinante historia que ocurrió en nuestra ciudad de México a mediados de la década de los sesenta.
Ernesto, el protagonista de la leyenda de la dama enlutada, fue un taxista de 34 años que tenía una vida sencilla.
Estaba casado con Alicia y tenían dos hijos, Gustavo y Consuelo, quien pronto cumpliría 15 años. Aunque el dinero era escaso, Ernesto estaba decidido a hacerle una fiesta a su hija.
Así que se pasaba prácticamente todo el día trabajando en su taxi, un pintoresco Dodge Plymouth amarillo con verde que por aquellos años eran conocidos como taxis Cotorras.
Desde las seis de la mañana hasta altas horas de la madrugada, manejaba su taxi, solo regresaba a casa al mediodía para comer.
En una noche de otoño, de esas donde el frío calaba los huesos, cerca de las dos de la madrugada, Ernesto no había tenido mucha suerte con los pasajeros.
La mayoría de la gente ya estaba en sus hogares descansando, pero Ernesto decidió aventurarse más allá de su ruta habitual.
Sin embargo, pensando que no encontraría más pasajeros, decidió regresar a casa, pero justo antes de tomar el siguiente retorno, algo pasó.
¿Dónde un taxi recoge a la dama enlutada?
Sobre la calzada México- Tabuba, vio a una joven vestida de negro haciendo señas para que la llevara en su taxi, era la dama enlutada.
La joven subió al taxi y Ernesto le preguntó a dónde quería ir, ella le pidió que la llevara a la Catedral Metropolitana, un destino poco habitual a esas horas.
Durante el trayecto, el taxista entabló conversación con la joven, quien parecía provenir de una buena familia.
Tenía tez blanca, cabello rubio, vestía un sencillo, pero elegante vestido y llevaba una medalla de oro en el cuello.
Ernesto le contó a la joven que estaba trabajando muchas horas extras para poder hacer una fiesta de 15 años para su hija.
Ella le respondió que eso era admirable y que no tenía duda de que lo lograría.
Sin embargo, el semblante pálido y su actitud durante el viaje fueron más bien distantes y con cierto pesar.
Al llegar a la catedral, la joven le pidió que la esperara, ya que tenía que ir a otro lugar desde allí. Ernesto la esperó en su taxi y la vio acercarse a las puertas de la catedral para rezar.
Después de unos minutos, la joven regresó al taxi y le pidió que la llevara al Templo de la Santísima Trinidad, que se encontraba a unas cuadras de distancia en la calle de la Santísima.
Rezando a las puertas de los templos en la madrugada
Nuevamente, ella entró a rezar a las puertas de la iglesia y luego, le pidió que la llevara de regreso al lugar donde la había recogido.
Y así, la versión de la Leyenda de la dama enlutada de la Ciudad de México, toma lugar en varias de las iglesias del Centro Histórico.
En ese momento, Ernesto estaba agotado y con mucho sueño, lo cual era extraño, ya que en otras ocasiones había trabajado hasta más tarde sin problema alguno.
Al llegar a su destino, frente a un gran portón, Ernesto le dijo el costo del viaje, 80 pesos.
Pero la joven le respondió que no tenía dinero y le entregó su medalla de oro, diciéndole que fuera a la dirección que le había dado, donde su padre le pagaría.
Ernesto, en lugar de enojarse, tomó la medalla y vio que en ella estaba grabado un nombre: «Aurora».
La joven se despidió y se dirigió hacia el portón, mientras Ernesto se alejaba unos metros para entregarle su velo negro que había olvidado en el asiento trasero.
Sin embargo, al volver la vista, la misteriosa joven había desaparecido sin dejar rastro. Ernesto se quedó perplejo.
¿Cómo termina La Dama enlutada leyenda?
Pero su sorpresa se convirtió en preocupación cuando se dio cuenta de que el portón en el que la joven había entrado pertenecía a un antiguo panteón francés en Legaria.
Intrigado por lo sucedido, al día siguiente Ernesto decidió investigar la dirección que la joven le había dado, era una imponente casa lujosa en la calle de Palmas, en las Lomas de Chapultepec.
Al tocar el timbre, fue recibido por una sirvienta que, de manera brusca, le preguntó qué deseaba. Ernesto mencionó a la joven y el recado que le había dejado para su padre.
La sirvienta desapareció en el interior de la casa sin darle ninguna explicación, minutos después, salió un hombre de aproximadamente 50 años de edad, el señor Esteban Almanza, el padre de Aurora.
Ernesto le entregó el mensaje de su hija y notó que el señor Almanza comenzaba a llorar. Sin embargo, lo que escuchó a continuación lo dejó estupefacto.
El señor Almanza reveló que Aurora había fallecido hace cuatro años, en un trágico accidente automovilístico cuando regresaba a casa a bordo de un taxi.
La medalla y el velo que Ernesto tenía en sus manos habían sido enterrados junto a ella.
Aurora, nombre de la dama enlutada leyenda no había tenido una misa a su muerte, pues su padre se encontraba enojado con Dios por haberle quitado su hija.
Y, por esta razón, ella había vuelto buscando el descanso eterno.
La historia de la misteriosa dama enlutada y su conexión con el más allá dejaron a Ernesto sin palabras. ¿Cómo era posible que hubiera tenido un encuentro con alguien que ya no estaba vivo?
Finalmente, el padre de Aurora pagó los $80 pesos a Ernesto y le dio una cuantiosa gratificación, con la cual fue posible celebrar la fiesta de 15 años de su hija Consuelo.
Eterno descanso de Aurora, La Dama enlutada.
A los pocos días Ernesto soñó con la dama enlutada, quien en el sueño le sonrió y le susurró al oído:
«Gracias, Ernesto, por escucharme y llevarme a las iglesias. Ahora puedo descansar en paz».
Y así, la historia de Ernesto y Aurora, de la dama enlutada leyenda corta, se convirtieron en un recordatorio:
A veces, las experiencias más extraordinarias y transformadoras se esconden en los lugares y momentos más insospechados.
Estoy segura de que cuando vuelvas a caminar por las iglesias de nuestro Centro Histórico o por el Panteón Francés, recordarás a la Dama enlutada. Cuéntame si ya conocías esta leyenda.
Amor eterno a nuestras leyendas chulangas.
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